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ULTRATRAIL - XI CALCENADA - Vuelta al Moncayo


Itinerario: XI Calcenada – Vuelta al Moncayo 2012
Localidad: Calcena
Salida y llegada: Calcena (Zaragoza)
Fecha: 3 de Agosto de 2012
Distancia: 100,94 kilómetros
Tiempo total oficial: 15 horas y 45 minutos
Velocidad media total: 6,4
Dificultad: Difícil únicamente por la distancia total del trayecto
Circular: Si
Frecuencia cardiaca (Limite por edad 170)
F.C. Media: 144
F.C. Máxima: 172
Precio: 34€ federados
Caminantes: Ferreiro2008, Roberto
Época: Todo el año.
Organización: Asociación cultural “Amigos de la villa de Calcena” y Picadero “Campo alegre” Novillas 
MIDE: 3-1-2-5

Itinerario 2012 (9900 Puntos)             
Fotografias 2012                 Fotografias 2011                                 
Crónica del pasado año 2011

  Hora de salida: 18:00       Hora de llegada: 9:46

Ruta y perfil de la prueba



Firma y recepcion de dorsal


Esperando con impacienia la salida


Fotografia del grupo


El reencuentro con viejos amigos


Momento de la salida


Habia 2 charcos en los 104 km. Este es el primero


El piso muy bueno


La luna se veía impresionante


Llegada a Lituénigo


Y solo me faltan 2 km


El reto está casi realizado


Los biker están empezando a llegar


El cansancio de 18 horas se empieza a notar


La alegria de acabar una prueba tan dura


Posando orgulloso con su primer diploma de 100 km


Admirando una moto que realizó el dakar


Crónica Calcenada 2012 by Roberto
Calcena, 3 y 4 de Agosto de 2012
104 KMS. EN EL COCHE DE SAN FERNANDO, UNOS RATOS A PIE, OTROS ANDANDO
In memoriam,… a Daniel Z. R., compañero biker fallecido durante su celebración.

1.: ANTECEDENTES.

La primera noticia que recibí sobre Calcena y su Calcenada fue momentos antes del inicio de la edición 2011 de la andaina de Salceda de Caselas (Pontevedra). Un participante madrileño nos entregó un folleto publicitario. Pensé que era una más de las de larga distancia y no le di mayor importancia. Dos semanas más tarde coincidí con el mismo compañero en Montalegre (Portugal). Era la siguiente prueba de la Copa Galega de Andainas de 50 Kms. Allí tuvimos ocasión de departir, recogiendo información verbal respecto de la Calcenada. El feedback que recibí fue de una prueba muy bien organizada que discurría por parajes francamente bellos y, en parte, desconocidos. Y, efectivamente, Pilar y yo conocemos la parte Norte del macizo del Moncayo, que resulta ser la más turística y visitada por los montañeros que pretenden su cumbre principal. Nada sabíamos del resto de la comarca. Fue Fernando “Ferreiro” el que acudió a la edición de la Calcenada de 2011. Desde el primer momento le intrigó la prueba, desplazándose con su hijo el año pasado. Su crónica está en este mismo blog y no me extenderé sobre ella. Tras su regreso, Fernando comenzó a “molerme” la cabeza con la posibilidad de inscribirnos en la de 2012.

2.: PROLEGÓMENOS.

Mi objetivo para esta temporada se centró en las marchas de 50 Kms., teniendo en cuenta que el calendario marcaba cuatro pruebas en cuatro sábados consecutivos entre los meses de abril y mayo; un descanso de 15 días y otras cuatro más, desde finales de mayo hasta mediados de junio. Luego, la Copa Galega remata con la clásica andaina veraniega de Ribeira, el primer sábado de septiembre. A pesar de terminar ligeramente lesionado en la marcha de Entrimo, la primera de 50 Kms. de este año, las restantes pruebas las finalicé con buenas sensaciones. Así, tras seis pruebas la temporada está prácticamente finalizada. La séptima marcha, la de Melgaço, que no se llegó a celebrar, y, la siguiente, la de Ferrol, la descarté por los motivos de siempre. Su organización no retorna a la salida a los participantes que abandonan durante el trayecto; los traslada a la carretera general y éstos se “buscan la vida”, regresando en autobús “de línea”. Pilar no puede hacer más de 30 Kms. debido a sus problemas plantares y, como en anualidades anteriores me ofrece actuar de coche escoba, retornándome desde la meta en San Andrés de Teixido. Como siempre declino su ofrecimiento. Si el club ferrolano quiere travesía tendrá travesía pero participarán ellos Mientras tanto, Fernando continuaba insistiendo en la posibilidad de acudir a la Calcenada 2012. Y con estos precedentes, tomé/amos la decisión de realizar mi primera prueba de 100 Kms. Aprovechamos que Fernando y Laura pasaron en nuestro domicilio el fin de semana del 23 y 24 de junio para organizar el viaje. Para ahorrar costes, compartiríamos su vehículo. El punto de encuentro sería Ourense, partiendo temprano el mismo día 3. Laura y Pilar se alojarían en el albergue de Calcena; Fernando y yo caminaríamos y el regreso lo dilataríamos hasta el martes, día 7. Las jornadas de los días 5 y 6 las dedicaríamos a un descanso “activo”, haciendo turismo por la capital oscense y la comarca de la Hoya de Huesca. Y dicho y hecho. Alrededor de las 08:15 hs. salíamos de la capital orensana, tras lograr introducir el ingente equipaje en el maletero del vehículo. Previamente, recibí como obsequio el adminículo que Fernando recomienda incluir como material imprescindible para las ultras. En mi caso, talla 2XL… :-D :-D En fin,… “cando o demo non ten que facer, co rabo espanta as moscas”. Tras un par de detenciones por el camino y comiendo una vez dejado atrás Villaciervitos, nos plantamos en Calcena alrededor de las 16:15 hs. La carretera de acceso no resulta tan peligrosa como señalan algunos blogs y el paisaje nos encantó a todos. Al pasar por Cueva de Ágreda vemos algunas marcas de la marcha y yo reconozco el tramo de carretera que une Borobia y Calcena que haré caminando. La adrenalina comienza a subir y no siento cansancio por el viaje.

3.: CAMPO BASE Y ALEDAÑOS.

Nada más llegar a Calcena, Fernando dirige su vehículo directamente hasta el enorme aparcamiento preparado al efecto. Ya hay algunos coches pero situamos el coche cercano a su acceso. Inmediatamente nos dirigimos a la carpa situada en la piscina municipal que hará de campo base. Portamos la licencia de la FGM y las mochilas nos. 1 y 2 para los Kms. 20-60 y 40-80. La organización prevé una tercera mochila para la ducha que nosotros no usamos. La cercanía entre el parking y el campo base y el atajo por un caminillo facilitan que la muda quede en el coche. No hay colas y el check-in se realiza rápidamente. Firmo en la lista de salida y recibo un sobre cerrado con todo lo necesario: el dorsal, varios imperdibles; tres pegatinas identificativas de las respectivas mochilas y un folleto que anuncia la Calcenada de Otoño. Todo simple y fácil. Tenemos tiempo para tomar unas coca-colas en el bar de la piscina y para fotografiarnos con las camisetas patrocinadas por INTERSPORT PIÑEIRO. Para mi gusto hace más calor del previsto pero lo considero soportable. Con calma, regresamos al aparcamiento para calzarnos las zapatillas de montaña y recoger la mochila compañera de viaje. El número de vehículos se incrementó considerablemente y hay participantes de todas partes. Destacan algunos clubs perfectamente uniformados. ¡Que nivel!

4.: LA SALIDA Y EL TRAMO HASTA PURUJOSA.

Conforme se acercan las 18:00 hs., momento de la salida, me invade cierto canguelo. La lluvia ha sido la constante en la gran mayoría de las marchas, andainas populares y travesías de montaña realizadas este año. Apenas si hemos notado la presencia de calor; incluso en lugares como Allariz donde lo habitual es que “caigan los pájaros” tuvimos algo de lluvia y la temperatura no superó los 25º. Este aspecto, y no en la longitud del recorrido, es el que más me preocupa. Además, estoy advertido de la fuerte insolación que se recibe durante el tramo de la Calcenada que parte de Talamantes. La temperatura aumenta rápidamente nada más salir el sol, al contrario que en la costa gallega donde brumas y nieblas permiten una temperatura soportable hasta el mediodía. Instantes antes del arranque de la prueba, Fernando me presenta a Antonio, paisano de Redondela. No lo conozco pues no es habitual de nuestras pruebas aunque si ha coincidido con Fernando en alguna de 100 Kms. Nos fotografiamos juntos, hacemos algunos comentarios, me despido de Pilar y Laura, e inmediatamente dan la salida. Estoy situado muy atrás y, debido a los nervios, tardo en coger el ritmo. Mi intención es salir “reservón”, procurando gastar mínimas energías. Seguro que me harán buena falta en la segunda parte del recorrido. Poco a poco voy cogiendo un ritmo cómodo. Me pasan algunos caminantes y yo adelanto a otros. Procuro no dejarme llevar por la facilidad de caminar por asfalto y, en ocasiones, pillo algún arcén con tierra. Sigue haciendo calor y comienzo a beber el isotónico que preparé y llevo en los dos botellines. Y sin mayor desgaste, accedo al primer avituallamiento. Está situado en Purujosa, a unos 7 Kms. de la salida. A pesar del mogollón de caminantes que llegamos al unísono, un voluntario me despacha rápidamente rellenando uno de los botes.

5.: PURUJOSA – BOROBIA – CUEVA DE ÁGREDA.

En este punto se inicia una larga subida que durante casi 6 Kms. nos dejará en el Collado del Tablao, a unos 1.255 m. Son casi 400 m. de desnivel positivo que me tomo con calma. Me impongo un ritmo montañero, chino chano, que me permite recuperar posiciones conforme los compañeros ceden en su ímpetu. En algún tramo, especialmente el último, la pendiente se empina pero reduzco el paso y procuro llevar bien acompasada la respiración. En el Collado del Tablao me tomo un par de gajos de naranja y un trozo de plátano ya cortado. Pido otro entero, que ventilo caminando. En este punto la senda toma sentido descendente manteniéndolo hasta Borobia. El piso se encuentra en buen estado y algunos comienzan a trotar. Me niego a ello, pues mantengo mi planteamiento de reservarme para más adelante. En el primero de los dos únicos charcos o regatos que atraviesan el camino entierro el pie izquierdo. No me preocupa la mojadura pues sustituiré los calcetines al paso por Borobia. Contemplo una puesta de sol espectacular; caminamos hacia el Oeste y muchos caminantes aprovechan para sacar fotografías. Y sin demasiado esfuerzo me planto en el kilómetro 20 de la caminata. En Borobia hay mucho público que aplaude el paso de algunos participantes. A mi me saluda un paisano y nada más entrar en el local donde están depositadas las mochilas un voluntario solicita mi número de dorsal para entregármela. Identifico la mía y me sitúo al fondo del establecimiento para cambiarme de ropa. Y aquí cometo los primeros errores. Sustituyo el pantalón corto ligero por unas mallas piratas de entretiempo que luego me darían mucho calor. Y dejo el cortaviento finito, cogiendo un polar. Este sirvió para incrementar el peso de la mochila, pues la camiseta de manga larga y un buff al cuello fueron suficientes. Además pierdo mucho tiempo con el cambio de calcetines y el masajeo de los pies con crema. En la mochila no incluí toallitas húmedas y me doy cuenta que me harían falta pues la mezcla de sudor, crema, tierra y polvo hace una buena pasta. Vuelvo a rellenar con isotónico uno de los botellines y cojo dos bocadillos. Afortunadamente puedo comer y digerir caminando rápido y no me detengo más. Tras devolver la mochila nº 1 en la mano del mismo voluntario, salgo al exterior. Hay menos público, es de noche y, entre dimes y diretes, he perdido más de 15 minutos. Comienza la noche. Borobia está situada a unos 1.100 m. de altitud y ante mi se presenta un tramo de 18 Kms. en claro sentido ascendente que me dejará en el Canto Hincado, a unos 1.469 m. Durante un largo rato me resisto a encender el frontal. La luna no aparece pero cuento con ella. En el siguiente avituallamiento, un compañero andaluz solicita que saque una fotografía al grupo de voluntarios y caminantes. Me brindo a ello y continúo en solitario pero rodeado de compañeros. Poco después, yendo un tanto aburrido, inicio una conversación con una andarina. Es una especialista del Camino de Santiago. Lo ha cubierto en muchas ocasiones, partiendo desde diversos puntos. Hablamos sobre el peso de la mochila; los útiles a portar y me cuenta su teoría sobre las prendas de algodón que trato de rebatir dada mi afición a las poliamidas de las prendas “técnicas”. Me advierte que la luna mantiene alrededor de un 95% de luminosidad, pues ha sido “llena” recientemente y aventura que tendremos una noche magnífica. También me informa de la dureza del tramo de subida hacia el Alto de la Tonda. Tales presagios (los positivos y los negativos) se cumplirían sobradamente. También me informa que pretende hacer la Vía de la Plata durante el próximo mes de septiembre y que tratará de evitar el asfalto en la medida de lo posible. No me da tiempo a contestarle que lo tendrá difícil pues desde Puebla de Sanabria a Santiago de Compostela el asfalto está muy presente al igual que la belleza del recorrido. Sin duda, el Camino Sanabrés es de los mejores en tal sentido pero peca en exceso de tal pavimento. Y con estas parrafadas ambos llegamos al avituallamiento “festivo” plagado de juventud. Este año no tienen música pero nos atienden perfectamente. En este punto pierdo a mi compañera y continúo en solitario. La noche es fabulosa. En ocasiones sopla una ligera brisa. La luna ilumina el terreno y, en la mayoría de las ocasiones, el frontal no es necesario. Me encuentro muy, muy animado y sin pizca de sueño. En un recodo de la pista que nos lleva en ligera subida veo un tropezón de una chica. Trastabillea pero mantiene el equilibrio. Y como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, a mí me ocurre lo mismo en el mismo lugar. ¡Seré panolis! Al alcanzarla le cuento la anécdota y charlamos brevemente. Me cuenta que pretende trotar lo menos posible. La dejo atrás y sobrepaso algunos caminantes llegando con un pequeño grupo a Cueva de Ágreda. Desde hace tiempo el GPS presenta una velocidad media en movimiento de 6,2 Km,/h., superior a la habitual en las andainas gallegas. Sin embargo, la media total es de 5,5 Km./h, a consecuencia del parón que tuve en Borobia.

6.: CUEVA DE ÁGREDA – REFUGIO DE ALDEHUELA.

Cueva de Ágreda es el punto kilométrico 34 de la prueba. Hay muchísima población en la calle, voluntarios y la presencia del equipo DYA, al que ya detecté pues un todo terreno nos adelantó en el recorrido. Relleno nuevamente el botellín; como unos trozos de plátanos y de naranjas y un puñado de frutos secos. Físicamente me encuentro bien. La noche sigue perfecta. Salgo del lugar con un grupito de caminantes que dejo atrás durante la subida al Canto Hincado. Tras coronar el punto más alto del recorrido, alcanzo un nuevo avituallamiento. Cargo en un vasito varios puñados de frutos secos. Advierto a los voluntarios que no me desprenderé en el monte de tal recipiente y éstos me indican que los forestales de Castilla y León (me encuentro en la provincia de Soria) darán una batida por el circuito y se quejarán si encuentran desperdicios. Tanto por principios como por mi representación de los “Solopisadas” haré buen uso de este nombre. Luego, en el descenso me adelanta una pareja de un club sevillano. Van trotando y por primera vez en la prueba me animo a ello. ¡Que gozada! Rápidamente descargo las piernas y aumento la velocidad. La pista está en perfecto estado y me siento ligero trotando. En este tramo me adelantan los primeros corredores. Alguno me saluda y aprovecho para preguntarle si necesita algo. Suelen ir “ligeros de equipaje” y alguna barrita o gel les puede ir bien. El caso se que van mejor que yo,… que ya es decir; de momento, no tengo problemas y tampoco los atisbo. Y sin mayores consideraciones me planto en el kilómetro 42. En el Refugio de Aldehuela me espera la segunda mochila. El lugar es pequeño, está atestado de gente y hace calor. Decido irme fuera para cambiar los calcetines. Y de nuevo cometo errores. Los calcetines no son los correctos. Son demasiado finos y acabaran pasando factura. Debí haberlos mantenido hasta el kilómetro 60 pero me atuve al plan previsto. Tras devolver la mochila al voluntario, cojo dos bocadillos, guardando uno en la mochila y comiendo el otro al salir.

7.: REFUGIO DE ALDEHUELA – LITAGO – TALAMANTES ó “A HARD DAYS NIGHT (Que noche la de aquel día)”.

Pero no todo son errores. Al salir del refugio la pista llanea por un tupido bosque. Vuelvo a ir solo y para evitar el sueño trato de escuchar música. El MP3 enciende pero se apaga debido al mal contacto de siempre. Para no perder tiempo, lo guardo y engancho los auriculares al móvil. En éste tengo dos álbumes de Roger Subirana que me vienen al pelo: “Point of no return” (2008) y “The Dark Symphony” (2009). Hace mucho,… mucho tiempo que no los escucho. La noche y la actividad son adecuadas para ello. Durante su audición transito por el citado bosque y paso un avituallamiento al que le dedico la parada habitual. Y tras la audición de Roger Subirana, engancho una emisora de rock que me carga las pilas durante horas. Identifico temas de Suzi Quatro, Slade, la E.L.O. (Electric Light Orchestra), AC/DC, tres canciones de The Rolling Stones, incluida “Satisfaction”. También escucho una canción de Luz Casal y, tras más de veintitantos años, un rock del grupo Triana. Disfruto como si tuviese 18 años. Voy tan contento que le comento a algún participante lo que escucho que tiene un valor superlativo al hacerlo bajo la luz de la luna casi llena y en una noche perfecta para caminar. Llevaré esta música hasta mi encuentro con Félix, allá en el kilómetro 70. Tan solo hecho en falta alguna canción de Los Suaves y el colofón perfecto con A Hard Days Night de The Beatles. En el avituallamiento nº 10, Cadena de Agramonte, departo con los tres voluntarios. Hasta aquí me extrañaba tanta amabilidad pero a partir de este momento comprendo que esta gente es así… amable por naturaleza. A partir de aquí abunda el asfalto, llevando la frontal apagada. Me adelantan algunos corredores; unos, saludan y otros no. En San Martín del Moncayo se sitúa el kilómetro 52 de la prueba. Metros antes del avituallamiento me saludan un par de miembros de DYA. Estoy tentado a parar para que revisen el estado de mis pies pero no hago caso a la ligera molestia que comienzo a sufrir en la parte interna del talón izquierdo. En el avituallamiento hay tortilla de patata. Está rellena de pimientos que pican como si fuesen de Padrón. Un poco más adelante me sobrepasa un corredor alto y espigado. Me comenta que voy de los primeros. Le digo que no lo sé y que no me importa pero que “voy bien”. Le pregunto si precisa algo y me responde que no. Desaparece rápidamente corriendo por una zona de altiplano. Ese breve comentario me anima aún más. Lituénigo me recibe con aplausos. Ya contaba con ello pues la pancarta y el buen hacer de sus gentes salen en todos los foros y blogs. Doy las gracias a un par de chicas de la organización pero no me detengo demasiado. Al salir de allí lo hago con la pareja de sevillanos con los que he trotado y compartido parte del camino. Y me planto en Litago, donde me espera la mochila nº 1. Como tenía previsto me cambio de ropa. En Aldehuela había dejado el polar dentro de la mochila nº 2 y aquí vuelvo a ponerme el pantalón y camiseta cortos y el cortaviento. También sustituyo los calcetines. Los colocados 20 Kms. antes están literalmente “quemados”. Los tengo rotos. Este modelo es demasiado fino. Otro error por mi parte. Y otro más al no tratarme la ampolla ya formada en el talón derecho. En aquel momento de subidón no le di importancia y más tarde lo acabaría pagando. En este punto como una ensalada de pasta junto con dos bizcotes y bebo coca-cola. Descarto la cerveza. En Litago, kilómetro 60 de la prueba, la velocidad media en movimiento ha bajado hasta 6,1 Kms./h. Sigo sorprendido por mi rendimiento general, aunque soy sabedor que sigo perdiendo demasiado tiempo en estas detenciones. A partir de Litago las luces del día comienzan a asomar. Trato de aprovechar una noche perfecta y me mantengo fresco, animado por el rock de todos los estilos que radia la emisora. Pero el amanecer me alcanza tras traspasar el avituallamiento nº 14. Poco después enlazo con Félix, un veterano runner bilbaíno con el que entablo conversación rápidamente. Nos contamos parte de nuestra vida y milagros y, viniendo de mundos distintos, (correr por asfalto y excursiones montañeras poco tienen en común) coincidimos en muchas vivencias. Félix ha disputado la prueba anteriormente y me va anticipando el camino que queda. Como ya ocurrió anteriormente me advierte del último tramo de la ruta y del calor que suele hacer. En el kilómetro 77, aprovechando el avituallamiento de Carrascas de Alcalá, sustituyo el juego de pilas del GPS. A pesar de la buena compañía de Félix, a partir del kilómetro 70 comienzo a notar los kilómetros. Marcho correctamente en subida pero las bajadas se atragantan. Al trotar ligeramente noto muy cargados los cuadriceps y descendiendo a paso de marcha la ampolla del pie izquierdo me molesta soberanamente. Además, otras comienzan a formarse y dar la lata. Con todo ello llego a Talamantes, en el kilómetro 82 de la caminata.

8.: TALAMANTES - CALCENA.

En el avituallamiento de Talamantes dejo a Félix. Mi impresión es que si sigue a mi ritmo va forzado y, ahora, que me va a tocar sufrir, prefiriendo hacerlo a mí paso. Estoy en el punto álgido de la prueba, que tanto me ha descrito Fernando y otros compañeros de caminata. Tomo dos yogures que me saben a gloria y un par de bizcotes. Luego, recojo la mochila nº 2, remojo los pies bajo el caño de una pequeña fuente y trato de pinchar la ampolla del pie izquierdo. El derecho también da problemas. Como se acumula “o chollo”, decido tirar “palante”. No tengo habilidades curanderas, no consigo reparar la ampolla y tan solo me cambio los calcetines, dejando el cortaviento dentro de la mochila nº 2. Por lo menos voy a intentar terminar yendo ligero. Me preocupo al escuchar a un grupo de corredores que se está haciendo tarde y que hará mucho calor en la subida que nos espera. Emprendo la marcha y enseguida alcanzo a un corredor. No lleva buena pinta. Me cuenta que sufrió una pájara descomunal en el kilómetro 70 pero que va a terminar como sea. Le ofrezco de comer pero tiene el estómago revuelto. Me pregunta sobre la distancia que falta hasta el siguiente avituallamiento y yo me hago un lío entre el GPS y el planning impreso que me va ayudando. Le digo que unos 2 kilómetros pero resultó ser otro y pico más. Adelantamos a otro corredor que está descansando en la única sombra en muchos metros. También le ofrezco comida o geles pero no quiere nada. Solo detenerse un rato. El calor aprieta de lo lindo pero llego hasta el avituallamiento nº 18, en Carrascas de Talamantes. Los dos voluntarios me ofrecen agua e isotónico. Están demasiado fríos pero los acepto con gusto. Saco de la mochila un par de geles y les digo que se los den a los corredores que vienen tras de mi. Me dicen que los guarde y sacan de su peculio otros dos más. Me quedo asombrado acerca de su previsión y buena voluntad. En esto llega el primer corredor que superé hace un rato. Le ofrecen líquido y uno de los geles. Yo le digo que lo lleve “por si acaso”. Así lo hace. El corredor pregunta ansioso sobre el trazado del resto de la subida hasta el Alto de la Tonda. Los dos voluntarios nos la describen perfectamente; incluso, una parte del descenso siguiente. Llego a la conclusión que la subida no es especialmente dura; es larga (aquí lo son más que en Galicia) y se empina pero “al llegar a aquellas carrascas”, como dijo uno de los voluntarios, se suaviza. En voz alta digo que no hay que cebarse y que debo subir chino chano. Por otra parte me animo pues conservo el ritmo medio de 6,1 Km./h en movimiento. ¡Increíble! Creía que debería haber bajado pero lo estoy logrando mantener. Y así ocurre, sufriendo bastante, llego al Alto de la Tonda. En su descenso compruebo que las molestias por las ampollas son enormes y que tampoco puedo trotar pues los cuadriceps protestan muchísimo. Por otra parte, el vientre me pasa factura, achacándoselo a la frialdad de las bebidas del anterior avituallamiento. Debo acudir al baño cuanto antes buscando un lugar apropiado. Tras el desahogo me tomo la mitad de un gel. No quiero sufrir un principio de deshidratación pues la bebida que llevo comienza a entrarme mal. En esto me sobrepasa el corredor que iba desfallecido. Ahora, desciende trotando como un tiro. Me alegro mucho; intercambiamos algunas palabras de ánimo y yo me quedo con la sensación que participaría en su especialidad si tuviese veinte años menos. En el avituallamiento nº 19 no me detengo. Saludo a los voluntarios desde la pista y éstos me indican que no puede ser; que debo comer y beber. Mi tono de voz es bueno y creo que les dejo convencidos. A partir de este punto, vuelvo a un trote cansino que me libera de los dolores de los pies y que no carga los cuadriceps. En plena bajada adelanto a un par de caminantes con los que intercambio unos pocos comentarios. Me animó sabiendo que en la carretera de Calcena me espera Pilar pues me ha telefoneado al amanecer y le comenté que tratase de llegar caminando hasta allí. Pero mi sorpresa es mayúscula cuando veo al pie del avituallamiento nº 20, poco antes de la citada carretera, al trío “La Bencina”. Allí están Laura, Fernando y Pilar. Fernando me abronca diciendo que estaban aburridos de esperar y yo me defiendo argumentando que tuve que ir al baño. Supongo que habrán venido en coche pero no es así…. Fernando está hecho un crack. No contento con terminar los 104 Kms. en 15 h. 45 m., retornó sobre sus pasos haciendo los 6,700 Kms. hasta el precedente avituallamiento y pretende acompañarme hasta la meta. Yo… ¡flipo! En el avituallamiento me lavo las manos, cargo isotónico en un bidón y departo nuevamente con los voluntarios. Ya son veteranos y dos de ellos me cuentan que llevan más de 40 años casados. A sus años les deseo que sigan así muchos más. En dicho punto hay cerveza que no me apetece. Y en compañía de Fernando inicio el larguísimo tramo de asfalto que me depositará en Calcena. Lo hago feliz. Creo que soy el único caminante que llevo a mi lado fotógrafo, escolta y buen amigo al mismo tiempo. Fernando está como una moto y en alguna ocasión hasta quiere marcar el paso. ¡Increíble! No le han llegado los 104 Kms. Con este desplazamiento completará alrededor de 117 Kms., además de haberse preocupado por mi estado durante la prueba pues me telefoneó tres veces durante la noche. Durante este trayecto me adelantan los dos primeros bikers. Tal y como predijeron los voluntarios del puesto nº 18 harán la prueba en poco más de 4 horas. Por mi parte, pillo a algunos rezagados de la prueba de 20 Kms. y adelanto a una pareja joven y a otro caminante o corredor con el que coincidí en la fase final de la prueba. Tiro todo lo que puedo pero no me preocupo ni del tiempo que voy a emplear ni de la velocidad media. Voy disfrutando,… sufriendo. Y siendo las 12 h. y 25 m. del día 4 de agosto de 2012, tras 18 h. y 25 m. de prueba, cruzo la meta de Calcena. Termino mi primera Calcenada y mi primera prueba de larga, larga distancia. Desconozco si habrá alguna más; en cualquier caso ésta será la más especial de todas.

9.: RESUMEN DE GPS.

* Distancia total recorrida: 102,400 Kms. * Tiempo total invertido: 18 h. 25 m. * Tiempo total en movimiento: 16 h. 27 m. * Tiempo total detenido: 1 h. 58 m. * Velocidad media total: 5,6 Kms./h. * Velocidad media en movimiento: 6,2 Kms./h. * Desnivel total positivo: 2.738 m. * Desnivel total negativo: 2.725 m.

10.: PEQUEÑAS COSAS.

La experiencia que he adquirido participando desde 2007 en la Copa Galega de Andainas ha servido de mucho para llevar a cabo este evento en las mejores condiciones posibles. No obstante, nada sabía sobre el proceso de las detenciones para cambio de muda y calcetines. He perdido demasiado tiempo en ellas. También debo prever y ajustar el cambio de indumentaria, procurando portar una mochila lo más ligera posible. ¡Me han sobrado muchas cosas! Por otra parte, no ha habido control de paso de los participantes durante la prueba. Salvo la firma durante el check-in y luego, ya en meta, nadie reseñó mi dorsal. Es difícil perderse pero no está de más que la organización controle este aspecto. Y, por último, la zona destinada a aseos, vestuarios y duchas masculinas resulta incapaz para acoger a los participantes. Supongo que será un problema de difícil solución pero merece la pena reseñarlo.

11.: AGRADECIMIENTOS.

En primer lugar debo citar a Diego y Rosa, regentes del albergue de Calcena. Pilar y Laura estuvieron perfectamente alojadas y atendidas en su establecimiento. Les deseamos mucho éxito en este emprendimiento que seguramente es un proyecto de vida. En segundo lugar, a la organización de la prueba y a los habitantes de Calcena y pueblos de la Comarca. Todos ellos están volcados con este evento. Se nota que lo viven como algo propio. Su atención y amabilidad las recordaré siempre. En este sentido hago especial mención de los dos voluntarios que atendían el avituallamiento nº 18, en Carrascas de Talamantes. Describieron perfectamente el tramo que faltaba hasta el Alto de la Tonda y su descenso, siendo de gran ayuda en el momento de mayor dificultad que pasé durante la caminata. También debo recordar a los servicios periféricos de la Calcenada: podología, DYA y fisioterapeutas. Por uno u otro motivo contactamos con ellos. Son grandes profesionales. Al igual que a los anteriores,…. ¡Muchas gracias! Ahora les toca el turno a Laura y Fernando. Grandes y buenos amigos. En los tiempos que corren… ¡Que más puedo decir! Y no se me olvida Piliña, con la que lo comparto todo desde hace tantos años. Sin ella estos 104 Kms. no los hubiera realizado.

12.: EPÍLOGO.

Termino como empecé. Mi esfuerzo, vivencias y sensaciones en esta Calcenada están dedicados al compañero biker, Daniel Z.R. Mi sentido pésame a su familia y amigos. Roberto, dorsal 168 – Calcenada 2012.

PEQUEÑA RESEÑA DE FERNANDO “FERREIRO”.

Poco me queda comentar después de la excelente crónica realizada por el amigo Roberto. Lo primero que me encontré con amigos de otras pruebas largas, indicar que me llevé una gran alegría al ver de nuevo a Paco Martinez que este año estaba de voluntario y con el cual el año pasado compartimos un buen trozo de camino. Me quedó pena el no poder charlar con el un rato al final por no encontrarle entre los asistentes. El gps grabó un total de 28449 puntos con un intervalo de 2 segundos por punto, sin embargo subo un track con 9900 puntos ya que en muchos gps (incluyendo el mio) el numero máximo de puntos que admite es de 9999 puntos, con lo cual parte de la ruta siempre se pierde. En cuanto a la prueba únicamente indicar que los últimos kilómetros de asfalto me fastidiaron el pie derecho. Cuando terminé los 104 kilómetros sentía una pequeña molestia, no le hice caso, dejé lo que me sobraba en el coche y me fui con Laura y Pilar al encuentro de Roberto para acompañarle en el último tramo del camino. A consecuencia de esto me salió una buena ampolla y me obligó una vez aseado a pasar por el podólogo para que me la revisase. Cuando me estaban haciendo la cura me sentí tan mal que desde aquí me tuvieron que llevar directamente para el hospital de campaña en donde me pusieron una bolsa de suero fisiológico. El diagnostico: Posible deshidratación. Al igual que el pasado año muchas gracias a toda la gente que nos atendió y hace posible que esta prueba se pueda realizar.
Los datos finales de la organización son los siguientes:
Salimos en la modalidad andando 104 km un total de 238 participantes, consiguiendo terminar un total de 186. En base a esta lista nuestros puestos son los siguientes:  
1º - ........................con un tiempo oficial de 14 horas 47 minutos y 31 segundos  
7º - Fernando con un tiempo oficial de 15 horas 45 minutos y 42 segundos
59º - Roberto   con un tiempo oficial de 18 horas 25 minutos y 03 segundos
186º - .......................con un tiempo oficial de 24 horas 25 minutos y 13 segundos

  Datos varios sacados del programa SportTracks
Crónicas de otros participantes: Sr.Ornitorrinco; Ricardo Abad; La zona muda

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